pasión y dedicación por la animación
Hace tiempo, un chaval que le apasionaba dibujar, se zambulló en el mundo mágico de la animación. Se embarcó en la aventura de poner en movimiento imágenes y dibujos inanimados. Aquello que no se estaba moviendo, tras pasar por las manos del animador, corre, salta, aparece y desaparece, conecta con nosotros, nos emociona, nos lleva a mundos imaginarios.
Hoy tenemos la suerte de poder navegar un rato junto a Ricardo Ramón, un curtido marino de este arte del movimiento y la emoción.