La sostenibilidad en el consumo, día a día, todo el año.
Somos grandes consumidores en todos los ámbitos de nuestra vida: en el hogar, en el entorno laboral, en el ocio y en el comercio y, por supuesto, nos desplazamos entre todos estos ámbitos sin parar. Todo ello genera una cada vez mayor necesidad de consumir recursos y de generar residuos. Ante este problema podemos optar por soluciones en el día a día, potenciando la reducción en el consumo de los productos y materiales, fomentando su reutilización, y facilitando su reciclaje mediante su separación tratando de alcanzar la idea de residuo cero.
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La función del calendario 2011, además de administrar nuestro tiempo, es recordarnos que podemos consumir de manera sostenible y responsable. Empleando la retórica visual en las imágenes, se han creado mensajes paradójicos y metáforas que buscan la complicidad de quien las percibe.
Deja volar tu imaginación y rediseña tus modos de consumo.
– Enero nos muestra que los residuos no desaparecen como la nieve.
– Febrero recuerda un árbol en cada hoja.
– Marzo presenta un caracol muy elegante con su nueva casa de fachada metálica reutilizada.
– Abril recoge una cosecha paradójica. Miremos nuestra despensa.
– Mayo indica nuevos caminos y maneras de recorrerlos para llegar más lejos.
– Junio empieza a latir con energía. ¿O es que no lo oímos?.
– Julio contiene un mensaje fuera de la botella.
– Agosto invita a viajar de manera que la única huella que dejemos sea un recuerdo positivo.
– Septiembre, a la vuelta, con personas que sostienen poco a poco el mundo.
– Octubre se lía para que nuestro pensamiento esté hecho de fibras naturales.
– Noviembre construye sueños alcanzables.
– Diciembre cuestiona etiquetar y poner precio al mundo y sus habitantes.
Y al finalizar el año 2011,… ¿qué hacemos para contaminar lo menos posible?
Prolonga el ciclo de vida del calendario, colocándolo como obra gráfica enmarcada en tu salón, guardándolo hasta el 2022 cuando coincidirán nuevamente las fechas, utilizándolo como carpeta, como abanico, como posavasos, como confetti, como relleno de cojines, para hacer cucuruchos, para envolver bocadillos…o como papel de regalo. Así acabará siendo lo mismo que al principio, un obsequio. ¡Ah! Al finalizar su ciclo de vida, deposítalo en el contenedor de papel para que sea reciclado.