Elena Odriozola; ilustradora de línea armónica

Un dibujante cuenta mucho con su línea. Entiéndase por ello vibración o estilo. Hay algo parásito, pegado al sismógrafo de los dedos como el liquen a una rama, que trasmite sin querer mucho de lo que el dibujante en su interior condensa. Y ese algo es inocultable e infalseable. Así que, aún prescindiendo de los textos que ilustran, uno adivina traviesa desobediencia en Wilhelm Busch y empalagamiento adormecedor en Beatrix Potter. La obra Elena Odriozola podría definirse (¡qué fea palabra aplicada a ella!), como tierna sin caer en la blandura, bohemia con aroma a flor, romántica sin ser nunca cursi, minimalista y conceptual lejísimos de aspavientos de escuadra y cartabón y armónica sin darse a acordes simplones. Una línea tersa. Una nota de violín.

Doce preguntas a Elena Odriozola

1 ¿cuando y por qué empezaste a dibujar?

He dibujado toda la vida, el por qué no lo sé (aunque supongo que es algo que a la mayoría de los niños les gusta, no entiendo en qué punto termina eso). Es lo que me gusta hacer, y siempre he tenido claro que uno tiene que hacer lo que le gusta.

2 ¿que es lo que más te gusta de tu trabajo como ilustradora?

Disfruto de todo lo que supone ilustrar, excepto todo lo que se refiere a contratos, presupuestos… es superior a mí. Y lo de contestar preguntas, como iréis comprobando, no es lo que mejor se me da.

3 ¿tres referentes dentro de tu campo?

Lisbeth Zwerger, Arthur Rackham, Wolf Erlbruch, Sempé… he dicho cuatro pero incluiría muchos más.

4 ¿qué harías en tu día ideal?

No creo que eso se pueda planificar, me gustaría poder decir «ha sido mi día ideal» sin saberlo de antemano.

5 ¿qué no harías nunca en un trabajo de los tuyos?

Dibujar algo que no siento, ni nada impuesto.

6 ¿a dónde irías a vivir y trabajar?

Por ahora me quedo aquí. Todavía no he estado en ningún sitio que me incitara el cambio, así que debo estar en el sitio adecuado. Pero nunca se sabe.

7 ¿qué libro, película, canción u obra de arte te han emocionado ?

Difícil pregunta… muchas. A ver, acabo de mirar mi biblioteca, y ha destacado un libro, «Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero» de Álvaro Mutis, maravilloso. Entre otros. O una Ciaccona que escuché hace poco. Cuadros muchos, sobre todo esos que sin ser conocidos te los encuentras y te dejan pinchada delante de ellos y hacen difícil que los dejes atrás. Aunque esto último se puede aplicar a todo.